Por Ramiro Diaz
Diego Martínez habló mano a mano con Juan Pablo Varsky y dejó en claro que el Consejo de Fútbol de Boca se hacía cargo de los refuerzos por pedido de Juan Román Riquelme: “Para los refuerzos con el Consejo hablamos de los puestos. De nombres propios hemos charlado pero quizás no de la manera que yo estaba acostumbrado, yo estaba acostumbrado a poder participar… y está bien, es una manera de aprender”.
Además, habló sobre su relación con Juan Román Riquelme: "No tuve mucha relación con él. Normal. Buena. Voy a estar agradecido porque él nos fue a buscar, me dio la posibilidad de volver al club. Voy a estar agradecido por esta posibilidad que nos dio, pero más que nada, hablaba con Delgado. Nunca se metió en las decisiones que tomábamos. Estábamos tranquilos. Si tuve charlas futboleras enriquecedoras para mí y me contaba su experiencia como futbolista, más allá de lo laboral entre Presidente - Entrenador. Me hubiese encantado tener más reuniones de trabajo con él, y hablar más de fútbol".
El ciclo de Diego Martínez como entrenador de Boca Juniors fue uno de los más breves en la historia reciente del club. A pesar de las expectativas iniciales, su gestión se vio marcada por diversas tensiones internas que finalmente lo llevaron a presentar su renuncia.
Una de las claves para entender su salida radica en la compleja relación que mantuvo con Juan Román Riquelme, ídolo máximo del club y actual vicepresidente segundo. Si bien ambos intentaron mantener una buena relación, las diferencias en cuanto a la conducción del equipo y los objetivos a corto y largo plazo fueron evidentes. La falta de sintonía entre el entrenador y el máximo referente del plantel generó un clima de incertidumbre que permeó en todo el ambiente futbolístico.
Otro factor determinante fue la escasa participación de Martínez en la conformación del plantel. Los dirigentes, con Riquelme a la cabeza, tuvieron un rol preponderante en la elección de los refuerzos, lo que limitó la capacidad del entrenador para armar un equipo a su medida. Esta situación generó un cierto descontento en Martínez, quien en varias ocasiones expresó su deseo de tener mayor injerencia en las decisiones deportivas.
La presión de los resultados también jugó un papel fundamental en la salida del entrenador. A pesar de un buen comienzo, el equipo comenzó a mostrar signos de irregularidad y los resultados no acompañaron. Las derrotas ante rivales directos y la eliminación de la Copa Sudamericana precipitaron la crisis y obligaron a Martínez a tomar la decisión de renunciar.
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