Surgió de Boca y lo comparaban con Leandro Paredes, pero está en un club menor

Históricamente, Boca Juniors fue un club comprador en Argentina. A diferencia de su rival de toda la vida River Plate, el Xeneize le daba pocas posibilidades a los jugadores de sus inferiores, a quienes usaban como moneda de cambio para traer a figuras del momento o simplemente hacer caja. Sin embargo, esa política fue cambiando hace algunos años y poco a poco se fueron imponiendo.

A partir del surgimiento de Carlos Tévez a fines del 2001, cada año el club sacaba a un crack de la galera, los cuales curiosamente se centraban en la mitad de la cancha y lo de Carlitos casi fue una excepción. En 2004 fue el turno de Fernando Gago, quien en 2006 fue vendido al Real Madrid a cambio de 26 millones de dólares. Un año después, Ever Banega ocupó su lugar en el centro del campo y fue rápidamente figura, al cual lo vendieron en 22 millones USD al Atlético Madrid, en 2008. 

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Luego pasaron algunos años y si bien había surgido Cristian Erbes, era de otro estilo más defensivo. En 2012 fue el turno de Leandro Paredes, que en sus inicios era el típico enganche, comparado en un principio con Juan Román Riquelme, pero que luego encontró su lugar en la cancha como volante central de juego y distribución, lo que le valió su salida al fútbol italiano.

Con el ímpetu de seguir fabricando centrocampistas de calidad, en el Xeneize se animaron a impulsar el desarrollo como profesional de Federico Bravo, quien de la mano de Carlos Bianchi debutó en 2013 con grandes ilusiones, siendo una promesa de la cantera. Sin embargo, poco a poco fue dejando atrás ese buen nivel inicial, perdió terreno y le dieron salida, primero a préstamo y finalmente vendiendo su ficha.

La carrera de Federico Bravo

En 2016 fue cedido al New York City de Andrea Pirlo, con el objetivo de que se codee con uno de los mejores en su propio puesto y retorne al club con otro nivel, pero no sucedió. Fue dejado en libertad y con el pase en su poder fichó por el Panetolikos griego y tras dos años, retornó al país para probar suerte en Patronato y Atlético Tucumán. Estuvo una temporada en Riga de Letonia, pero apenas jugó dos veces. Volvió a Argentina y pasó a Sarmiento, en donde no tuvo lugar y ahora se encuentra en el Antofagasta de Chile.