Por Matias García
Carlos Carbonero era una de las mayores promesas del fútbol internacional. Con tan solo 24 años, fue una de las figuras estelares que le devolvió la alegría a River Plate: fue uno de los mejores jugadores del Millonario en el primer semestre de 2014 cuando ganaron el campeonato de la mano de Ramón Díaz.
En ese momento, el colombiano salvó al club de Núñez de una catástrofe ya que no ganaban ningún título hace seis años. Por sus grandes actuaciones en River, José Pekerman lo convocó al Mundial de Brasil 2014, donde llegaron hasta los 4tos de final, la mejor marca de la Selección Cafetera en toda su historia.
En 2015 emigró a la Sampdoria de Italia y ahí comenzó la pesadilla que vive en la actualidad. Luego de un año y medio de adaptación, sufrió una grave lesión que lo marginaría 9 meses de las canchas. Después de eso, el equipo italiano le rescindió el contrato y nunca volvió a ser el mismo. Merodeó por el fútbol colombiano en Cortuluá y Deportivo Cali pero sus lesiones lo seguían castigando.
Luego de eso, Carbonero reconoció que estuvo a punto de dejar el fútbol profesional porque con tal de jugar se ofrecía a hacerlo gratis. Pero lo rechazaban igual. Más tarde, firmó con Ferrocarril Oeste de la B Nacional pero no jugó ni un partido en un año, por lo que se fue. Pocos meses atrás, a sus 30 años, fue fichado por Llaneros Fútbol Club de la Segunda División de Colombia. Allí permanece hasta la actualidad y es suplente. Nunca volvió a ser el mismo. ¿Podrá recuperar la felicidad en una cancha?
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