Por Andres Fuentes
La semana pasada salió a la venta "Para qué", el segundo libro de Mauricio Macri. En una parte del mismo, el ex presidente contó una historia sobre Juan Román Riquelme y Carlos Bianchi, explicando que la relación entre ambos ídolos del Xeneize no siempre fue de color de rosas y que hubo varios cortocircuitos entre ambos.
Para sorpresa de todos debido a su gran relación, Macri dijo: "La convivencia con Riquelme, un jugador muchas veces desafiante y reacio a aceptar cualquier tipo de límites, fue un problema complejo para Bianchi. Fui testigo de varios desplantes del jugador hacia el técnico en los entrenamientos y en los viajes".
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Luego de eso, contó una anécdota: "En la víspera de la final contra el Bayern Múnich en Tokio, recuerdo que me colé en entrenamiento para despuntar el vicio de patear la pelota, como hacía de chico". "Los jugadores estaban corriendo alrededor de la cancha. Todos menos Riquelme, que en lugar de recorrer el perímetro del campo de juego se esforzaba en correr menos y giraba, desganado, en la línea central", amplió.
"Román se acercó entonces hacia la zona en la que estaba junto al técnico y al preparador físico Julio Santella, y lo escucho decir: 'Carlos, suficiente, ya está... no quiero seguir dando vueltas a la cancha'. Bianchi hizo un gesto de fastidio y yo me hice el distraído y seguí pateando al arco", continuó. Y remató: "Para Carlos, que se había destacado desde siempre por ser un hombre muy estricto en cuanto a la disciplina y el esfuerzo igualitario, que un jugador quisiera imponer su propio entrenamiento era algo inadmisible".
Luego de ganar absolutamente todo con Boca, como por ejemplo tres Copa Libertadores y dos Intercontinentales ante Real Madrid y AC Milan, Bianchi probó suerte en Europa dirigiendo al Atlético Madrid, pero le fue mal. Alejado del banco de suplentes, volvió al Xeneize en 2013 en busca de más gloria, pero se fue sin títulos. Desde allí que disfruta del retiro, alejado de los medios.
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