La cara oculta del nuevo refuerzo del River de Gallardo

Tomás Pochettino está en boca de todos los hinchas de River ya que es el primer refuerzo para Marcelo Gallardo, de cara a un año en el que los Millonarios querrán ganar una nueva Copa Libertadores y, a su vez, defender el campeonato local que obtuvieron en noviembre.

Toto viene de jugar 31 partidos en el Austin FC, uno de las franquicias más recientes de la MLS de Estados Unidos, y en Argentina jugó en tres clubes: jugó un partido en Boca, club en el que hizo todas las Inferiores, llamó la atención en Defensa y Justicia pero se destacó de gran manera en Talleres de Córdoba, dónde metió seis goles y repartió 10 asistencias en 60 partidos. 

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Pochetino, rafaelino de 25 años, es un jugador del perfil que le gusta al Muñeco: más allá de sus cualidades dentro de la cancha, donde es un mediocampista con buen toque y llegada al área, Pochettino es un chico tranquilo, tímido y familiero, cómo se puede ver en este posteo que hizo en su cuenta de Instagram junto a su pequeño hijo.

La música y Morrison

En una entrevista con el sitio Goal.com, Pochettino destacó que, además de tomar mate con otro ex Boca como Andrés Cubas y dormir la siesta, tiene una segunda gran pasión después del fútbol: la música. Inmerso en la vorágine del mundo de la pelota, Pochettino utiliza la música para despejarse: "Canto en cualquier lado porque me hace distraer y olvidarme de los problemas". El mediocampista aseguró que le gusta tocar la guitarra y cantar, e intenta mejorar de manera autodidacta al mirar y copiar acordes de bandas de rock nacional como La Beriso y Callejeros. Incluso, este amor por la música del nuevo jugador de River se nota hasta en el nombre de su mascota, un perro al que llamó Morrison.

Aunque nunca se animó a llevar la guitarra a una concentración, Pochettino, que a sus 17 años estuvo en el radar de la Juventus junto a su ex compañero Rodrigo Bentancur, se enfrentará al gran desafío de su carrera en el 2022: agarrar la viola y tocar los acordes de un River que, de la mano de Gallardo, no escucha, sigue y va por todo otra vez.

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