Por Lucas Cabrera
Desde el pitido inicial en Uruguay 1930, la Selección Argentina ha oscilado entre la gloria y el abismo en la Copa del Mundo. Hemos celebrado títulos y vibrado con gestas épicas, pero también hemos sido testigos de derrotas que nos han dejado un sabor amargo. En esta nota, nos sumergiremos en los capítulos más oscuros de nuestra historia mundialista, aquellos partidos que, por su resultado o contexto, se convirtieron en auténticos desastres futbolísticos.
Rememoraremos aquellos encuentros donde la ilusión se desvaneció, donde el grito de gol se ahogó en la garganta y donde la frustración se apoderó de nuestros corazones. Analizaremos las causas de estos fracasos, desde errores tácticos hasta factores externos, y reflexionaremos sobre su impacto en la rica historia de nuestro fútbol.
En 1958, Argentina regresaba a la Copa del Mundo tras una larga ausencia. La ilusión era palpable, pero el debut ante Alemania Federal presagiaba un torneo difícil. Sin embargo, nadie imaginaba la debacle que se avecinaba. El 15 de junio, en Helsingborg, Checoslovaquia nos propinó una goleada histórica: 6-1. Un resultado que aún hoy, a más de 60 años, nos cuesta digerir.
La defensa argentina hizo agua por todos lados, superada por la velocidad y precisión del ataque checoslovaco. Los errores individuales se sumaron a un planteamiento táctico cuestionable, dejando al descubierto nuestras fragilidades. La derrota fue un golpe durísimo para el orgullo nacional, y marcó el inicio de una larga travesía por el desierto en los Mundiales.
Llegábamos a Corea-Japón 2002 como uno de los grandes candidatos al título. La selección dirigida por Marcelo Bielsa había deslumbrado en las Eliminatorias, y contábamos con una generación de futbolistas talentosos y experimentados. Sin embargo, el sueño mundialista se desmoronó en la fase de grupos.
La derrota ante Inglaterra en el segundo partido fue un golpe casi letal. El empate agónico ante Suecia en el último encuentro selló nuestra eliminación prematura. La frustración se apoderó de jugadores y aficionados, quienes no encontraban explicación a un fracaso tan doloroso.
El Mundial de España 1982 fue el escenario del despertar violento de una selección argentina que defendía el título obtenido en casa cuatro años antes. La derrota ante Bélgica en el partido inaugural encendió las alarmas, pero la esperanza se renovó con la victoria ante Hungría. Sin embargo, la segunda fase nos enfrentó a dos gigantes: Italia y Brasil.
La derrota ante Italia dejó al descubierto nuestras falencias defensivas, pero el partido ante Brasil fue el punto más bajo. La expulsión de Diego Maradona por una agresión a Batista fue la imagen de un equipo desbordado, superado por la jerarquía y el juego colectivo del rival.
El Mundial de Rusia 2018 nos dejó otro sabor amargo. La selección dirigida por Jorge Sampaoli llegaba con dudas, y el debut ante Islandia confirmó los peores presagios. El empate en uno ante el debutante fue un golpe duro, pero la goleada sufrida ante Croacia en el segundo partido fue un mazazo.
El 3-0 ante Croacia dejó al descubierto nuestras fragilidades defensivas y la falta de un plan de juego claro. La clasificación agónica ante Nigeria en el último partido fue un espejismo, ya que la eliminación ante Francia en octavos de final confirmó que estábamos lejos de nuestro mejor nivel.
Estos resultados adversos han dejado una marca profunda en la historia de la Selección Argentina. Han generado debates, críticas y reflexiones sobre nuestro fútbol. Pero también han servido como aprendizaje, como motivación para buscar la revancha y volver a poner a Argentina en lo más alto.
La reacción de los hinchas ha sido diversa. Del dolor a la exigencia de revancha, pasando por el apoyo incondicional en los momentos difíciles. La pasión por la camiseta argentina es inquebrantable, y la esperanza de volver a celebrar un título mundialista siempre está presente.
A pesar de estos tropiezos, la historia de la Selección Argentina en los Mundiales está llena de momentos gloriosos. Los títulos obtenidos en 1978, 1986 y 2022, las gestas épicas de Maradona y Messi, y la pasión inigualable de nuestra afición son motivos de orgullo. Los fracasos nos duelen, pero también nos enseñan y nos fortalecen. Porque en el fútbol, como en la vida, lo importante es levantarse y seguir adelante.
Lo que debes conocer de los peores resultados de la Selección Argentina en Mundiales:
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