Por Pedro Ramirez
Lionel Messi cuenta con cuatro Champions League en toda su carrera. En su segunda final en el torneo más importante a nivel de clubes, la ‘Pulga’ humilló al Manchester United. En dicho equipo, había un jugador que pintaba para crack, sin embargo, a los 31 años dejó la actividad profesional por su amor a la comida.
Se trata del brasileño Anderson, quien sufrió al mejor jugador del mundo durante la final de Champions League 2009. El exmediocampista tenía un futuro brillante, pero de a poco se fue apagando en el fútbol europeo. Compartió camerino con figuras como Cristiano Ronaldo, Ryan Giggs, Wayne Rooney, entre otros.
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En 2008, obtuvo el Golden Boy y lo veían como el nuevo dueño del mediocampo brasileño. Ganó 12 títulos con el Manchester United, pero su rendimiento decreció con el pasar del tiempo. Fue cedido a la Fiorentina y con apenas 27 años retornó a Sudamérica. Jugó en el Internacional, Coritiba y su última experiencia fue en Turquía (Adana Demirspor).
Anderson tenía una adicción por la comida y Rafael da Silva, excompañero del volante, comentó: “Podíamos ir en el autobús, pasar por un autoservicio y escuchar a Anderson gritar: McDonald's, McDonald's. No fue coincidencia que su mejor forma se dio cuando tenía muchos partidos, porque era cuando no podía comer tanto”.
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