Por Andres Fuentes
Si vas a un partido de un grupo de niños en una plaza y le preguntas cuál es su sueño, la mayoría de ellos te dirá sin dudas que el mismo es jugar en la Selección Argentina. Es que en un país tan apasionado, futbolero y sentimental como este, cualquiera quiere seguir los pasos de Diego Maradona o Lionel Messi y ganar la Copa del Mundo.
Pero no para todos es lo mismo. Por diferentes factores, hubo ocasiones en las cuales algunos tuvieron la chance en sus manos, pero se decantaron por hacer otra cosa. Por poner un ejemplo, Mauro Camoranesi se ha cansado de esperar el llamado de Marcelo Bielsa, se puso la camiseta italiana y ganó el mundial de Alemania 2006.
Justamente en ese país es el protagonista de esta historia: Se trata de Mateo Klimowicz, hijo del histórico jugador de la Bundesliga Diego, quien dejó su huella en el Wolfsburg y el Borussia Dortmund. Su padre, al estar tantos años en el país bávaro, le pasó esa ciudadanía a su hijo, que nació en la provincia argentina de Córdoba.
Mateo debutó en Instituto con tan solo 16 años, para luego ser adquirido por el Stuttgart a cambio de 1.5 millones de euros. Como le fue bien, fue citado a la Selección alemana en todas sus divisiones, integrando hasta el Sub-21 de ese país. Jugó la Eurocopa de esa categoría y meses después, recibió tres veces la citación para integrar la mayor, aunque hubo un final inesperado.
El mediocampista de 20 años rechazó los ofrecimientos teutones, ya que pasados los 21 años, una vez que juegue para una selección ya no podrá ser parte de otra (como Mateo Retegui, por ejemplo). Estos rechazos se deben a que Mateo tiene la esperanza y deseos de ser convocado para jugar en la Selección Argentina. Ahora, juega en el Atlético San Luis de México, lejos de ambas.
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