Casi se queda afuera y sentó a Paredes, la importancia de Di María en la final

Ya quedaron atrás todas las especulaciones y dudas. A partir de las 12 horas que se está jugando la vigésima segunda final en la historia de los mundiales. En este caso, los protagonistas son Francia y Argentina, en donde ambos buscan bordarle la tercera estrella a su escudo, ya que los dos tienen dos trofeos mundialistas en sus vitrinas (1978 y 1986 los sudamericanos, 1998 y 2018 los europeos).

En los minutos previos al comienzo del partido, el entrenador de la albiceleste, Lionel Scaloni, sorprendió a propios y extraños cuando confirmó a sus XI titulares. En la semana el que tenía todos los números para meterse en el duelo decisivo era Lisandro Martínez para conformar una línea de cinco defensores, teniendo en cuenta el poderío ofensivo de los franceses.

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Si bien se había ensayado eso en la semana, otra de las opciones que barajaba el entrenador era repetir el equipo que goleó a Croacia en las semifinales, en donde conformó un mediocampo con cuatro volantes, eligiendo el sistema táctico 4-4-2 con la inclusión de Leandro Paredes como eje para manejar la pelota con criterio en ese sector, imponiéndose al eje francés.

Pero nada de eso ha sucedido. El oriundo de Pujato escogió a uno de los baluartes del plantel argentino en los últimos años: Ángel Di María. El rosarino de 34 años fue desde el inicio ante Francia, siendo esta una especie de revancha teniendo en cuenta que se había perdido la final del 2014 ante Alemania, en donde los teutones fueron campeones mundiales.

El rol fundamental de Di María en el primer tiempo

Como no podía ser de otra manera, el extremo de la Juventus que se inició en Rosario Central hizo desastres por la banda izquierda. Primero armó una enorme jugada que derivó en el penal que abrió el partido, en donde Lionel Messi convirtió en gol. Lo mejor vendría a los 35 minutos, ya que el ex PSG hizo el segundo gol tras una asistencia de La Pulga. Enorme partido para el atacante.