Por Martin Fernandez
La noche en la Bombonera terminó con un clima de máxima tensión. Luego de la eliminación de Boca Juniors en la Fase 2 de la Copa Libertadores a manos de Alianza Lima, los hinchas expresaron su bronca con un fuerte cántico que retumbó en el estadio: "Que se vayan todos, que no quede ni uno solo...". El descontento, que ya se venía gestando en los últimos meses, explotó tras una de las derrotas más dolorosas de los últimos años.
El partido fue una muestra de lo que Boca viene padeciendo en este 2025: un equipo con más dudas que certezas, que no logró imponerse en los 180 minutos de la serie ante el conjunto peruano. A pesar del apoyo de la gente durante todo el encuentro, el equipo dirigido por Fernando Gago no pudo quebrar el empate y terminó cayendo en la tanda de penales, donde nuevamente la falta de precisión condenó al Xeneize.
El resultado dejó al club fuera de la competencia internacional y sin posibilidad de disputar la Copa Sudamericana, algo que no sucedía desde 2017. La Bombonera, que había sido un hervidero de aliento, se convirtió en un escenario de desilusión y furia una vez finalizada la serie.
Una vez consumada la eliminación, la reacción de los hinchas no tardó en llegar. Desde las tribunas surgió el clásico "Que se vayan todos", un grito que se escuchó con fuerza en distintas épocas de crisis futbolísticas del club. La bronca no tuvo un solo destinatario: jugadores, cuerpo técnico y dirigencia fueron blanco de los reproches.
Fernando Gago, que había asumido hace pocos meses, quedó en el centro de las críticas por su planteo táctico y la falta de respuesta del equipo en momentos clave. Además, algunos referentes del plantel, como Marcos Rojo, Edinson Cavani y Darío Benedetto, fueron señalados por su bajo rendimiento en la serie. El propio presidente del club, Juan Román Riquelme, también fue apuntado por la falta de refuerzos de jerarquía y la mala planificación del equipo para afrontar la Libertadores.
Mientras la hinchada explotaba en las tribunas, el vestuario de Boca fue un verdadero velorio. Los jugadores salieron cabizbajos, sin dar declaraciones a la prensa. Gago, por su parte, evitó dar explicaciones en caliente y se limitó a decir que "es un golpe durísimo".
Algunos futbolistas, como Cristian Medina y Kevin Zenón, se mostraron visiblemente afectados. Otros, en cambio, recibieron insultos cuando abandonaban el campo de juego. La sensación general es que el plantel quedó en deuda y que el proyecto de Gago comienza a tambalear apenas iniciado el año.
Con Boca sin competencias internacionales, la dirigencia deberá tomar decisiones clave. Gago cuenta con el respaldo de Riquelme, pero la falta de resultados podría acelerar su salida si el equipo no muestra una mejora inmediata en la Liga Profesional y la Copa Argentina.
El plantel, por su parte, podría sufrir modificaciones. Algunos futbolistas podrían evaluar su salida ante la ausencia de torneos continentales, y el club necesitará definir si busca refuerzos o apuesta por un recambio más profundo.
El clima caliente en la Bombonera dejó en claro que la paciencia de los hinchas se está agotando. La eliminación ante Alianza Lima no solo significa un golpe deportivo y económico, sino que también representa una fractura entre el equipo y su gente. Ahora, Boca deberá reconstruirse, pero el desafío más grande será recuperar la confianza de su hinchada.
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