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Inesperado: llegó a jugar en Boca, pero por problemas económicos terminó fumigando edificios

El jugador fue una de las máximas promesas del Xeneize

Por Martin Fernandez

De jugar en Boca, a fumigar edificios (Marca)
De jugar en Boca, a fumigar edificios (Marca)
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El mundo del fútbol está lleno de historias de promesas que no lograron consolidarse, y el caso de Marco Bahamonde es uno de los más inesperados. El exjugador chileno, que alguna vez fue considerado una de las grandes apariciones del fútbol trasandino, llegó a jugar un Superclásico de verano ante River Plate vistiendo la camiseta de Boca Juniors. Sin embargo, su carrera fue tan breve como sorprendente, y su vida dio un giro inesperado que lo alejó por completo del deporte.

De promesa a olvido: su carrera en el fútbol

La historia de Bahamonde comenzó a tomar notoriedad en 1998, cuando con apenas 17 años fue fichado por Boca Juniors tras un paso prometedor por el Provincial Osorno de Chile. Su llegada al club argentino generó grandes expectativas en su país natal, ya que se lo veía como un joven con talento y proyección internacional.

Sin embargo, la realidad fue otra. Durante su estancia en el "Xeneize", que se extendió hasta 2001, Bahamonde no pudo disputar encuentros oficiales debido a la competencia interna y a un factor determinante: en aquella época, Boca tenía el cupo de extranjeros completo, lo que limitó sus oportunidades de jugar.

Ante la falta de minutos, fue cedido a préstamo a El Porvenir, un club del ascenso argentino, donde esperaba tener mayor continuidad. No obstante, su suerte no cambió y los minutos en cancha siguieron siendo escasos. En busca de nuevos horizontes, Bahamonde regresó a Chile, pasando brevemente por equipos como la Universidad Católica y nuevamente el Provincial Osorno. Lamentablemente, las oportunidades no se materializaron y, para colmo, una lesión sufrida en su paso por Deportes Temuco terminó sellando su futuro.

Con tan solo 24 años y sin haber logrado consolidarse en el fútbol profesional, Marco Bahamonde tomó la difícil decisión de colgar los botines y retirarse definitivamente del deporte que le había dado tantas ilusiones.

La vida después del fútbol

Lejos de los flashes y las canchas, Bahamonde tuvo que reinventarse para salir adelante. Sus primeros pasos en la vida laboral tras el retiro no fueron fáciles. Trabajó como vendedor de calzado y luego como repartidor, oficios que le permitieron sostenerse mientras buscaba estabilidad económica. No obstante, esos trabajos no le ofrecieron la seguridad que necesitaba.

Con el tiempo, encontró su lugar en un rubro completamente distinto al deportivo: la fumigación de edificios. Este nuevo camino le brindó la tranquilidad y el sustento que tanto buscaba, alejándolo definitivamente del mundo del fútbol. Aunque su historia es desconocida para muchos, su caso refleja la dura realidad de aquellos jugadores que no logran alcanzar la cima y deben adaptarse a una vida fuera del deporte.

Un destino inesperado

El recorrido de Marco Bahamonde es un recordatorio de lo impredecible que puede ser la vida en el fútbol. Pasar de entrenar en uno de los clubes más grandes del continente a trabajar en el mundo rural no era el sueño que imaginaba cuando llegó a Boca Juniors con la esperanza de triunfar. Sin embargo, supo adaptarse y construir una nueva vida lejos de las canchas.

La historia de Bahamonde no solo habla de las oportunidades perdidas, sino también de la capacidad de reinventarse ante la adversidad. Su vida actual, dedicada a la fumigación de edificios, está marcada por la humildad y la resiliencia, demostrando que, aunque el fútbol no le dio todo lo que esperaba, encontró una manera de seguir adelante.


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